Y había entonces, justo el sonido
de una cascada de palabras,
atractivas tentadoras entonando
en voz alta canciones de marcha.

Había desnudez, vacío, pensamiento,
detrás de los cuales se podía captar
la calma inminente.

Ahora las rimas de mis días se despliegan,
las pacíficas tonadas de mis tiempos.
Hay una dulce calma, traída por la armonía,
detrás de la cual se puede captar:

la desnudez, el vacío y el pensamiento.